14/11/18

Los cuentos de los sixième

El cuento de Cristina:

Había una vez un hombre que entró en una posada un día de mucha lluvia. Aunque el posadero había puesto un gran cartel avisando que los visitantes se limpiaran el calzado antes de entrar, el hombre pasó con sus botas llenas de barro a la sala dejando huellas por todas partes. 

Pasó un rato y de pronto, el posadero vio cómo le habían dejado la preciosa alfombra hilada en oro que estaba situada en la entrada. El dueño se dirigió de inmediato al hombre ya que no había entrado nadie más en todo el día. Le pidió a bocajarro que le diera dinero para limpiarla, a lo que el hombre se negó rotundamente. Entonces el posadero acudió al gran Tamerlán para que solucionara este problema. El gran conquistador mandó llamar a su bufón Choja con la esperanza de que pudiera encontrar una solución justa para los dos. 

Choja escuchó atentamente al posadero y al cliente despistado. Tras ello, decidió que el posadero le prestara un cubo con jabón y un delicado cepillo para que el hombre dejara la bonita alfombra tal y como estaba antes. Por último, le recordó al hombre la obligación de leer los carteles cuando entra a un sitio y al posadero, la obligación de darles la bienvenida a sus clientes explicándoles las normas de su posada. 





El cuento de Isabel C.

Había una vez dos pastores llamados Miguel y Daniel. Aunque vivían muy lejos, fueron a Tamerlán a pedir justicia. 

Llegaron por la mañana muy temprano, sin embargo tuvieron que esperar hasta ser recibidos. Aún no había llegado nadie a palacio. Por fin, Tamerlán les abrió las puertas del salón del trono. Miguel y Daniel le expusieron el asunto. Los dos afirmaban que eran los dueños de un perro pastor hermoso y valiente llamado Billy. En primer lugar, Tamerlán llamó a su bufón Choja quien, tras escuchar atentamente a los pastores, dijo que era la segunda vez resolvía un caso parecido, eso sí con otro animal distinto por lo que ya tenía pensada la solución. Les dijo que partieran al perro por la mitad y que cada uno se quedara con una parte. De inmediato, Miguel, horrorizado,  dijo que prefería que Daniel se quedase con el perro antes que cortarlo por la mitad. En cambio, Daniel mostraba una actitud indiferente ante tanta crueldad. 

Entonces, Choja dijo que el verdadero dueño del perro era el que había demostrado más cariño por el animal y ése era Miguel. Y así se dio por terminado el caso. 

31/1/18

Último brindis

Lo queramos o no
Sólo tenemos tres alternativas:
El ayer, el presente y el mañana.
Y ni siquiera tres
Porque como dice el filósofo
El ayer es ayer
Nos pertenece sólo en el recuerdo:
A la rosa que ya se deshojó
No se le puede sacar otro pétalo.
Las cartas por jugar
Son solamente dos:
El presente y el día de mañana.
Y ni siquiera dos
Porque es un hecho bien establecido
Que el presente no existe
Sino en la medida en que se hace pasado
Y ya pasó...,
como la juventud.
En resumidas cuentas
Sólo nos va quedando el mañana:
Yo levanto mi copa
Por ese día que no llega nunca
Pero que es lo único
De lo que realmente disponemos.

Poema de Nicanor Parra (1914-2018)

El hombre imaginario

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria 
rodeada de árboles imaginarios 
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios 
penden antiguos cuadros imaginarios 
irreparables grietas imaginarias 
que representan hechos imaginarios 
ocurridos en mundos imaginarios 
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias 
sube las escaleras imaginarias 
y se asoma al balcón imaginario 
a mirar el paisaje imaginario 
que consiste en un valle imaginario 
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias 
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria 
sueña con la mujer imaginaria 
que le brindó su amor imaginario 
vuelve a sentir ese mismo dolor 
ese mismo placer imaginario 
y vuelve a palpitar 
el corazón del hombre imaginario

Poema de Nicanor Parra (1985)

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